Los controles de salud en niños y niñas desde su nacimiento de la mano de un pediatra, es una herramienta fundamental que permite observar su sano desarrollo y acompañar a las familias en cada una de las etapas madurativas. 

Los y las pediatras resaltamos la importancia que tiene llevar a los niños y niñas a sus controles de salud, desde recién nacido y durante toda la etapa infantil.

Lo ideal es que concurran madre y padre, para escuchar sus dudas, sus preocupaciones y percepciones de cada uno, que muchas veces difieren entre sí, sobre las emociones y maduración de su hijo/a.

Si bien la infancia transcurre siempre con algún síntoma (resfríos, dolores musculares de crecimiento, dolores de panza) los controles pediátricos en su mayoría ocurren cuando el niño o la niña está sano/a.

Entonces el pediatra se interesará por la constitución familiar y los antecedentes de los integrantes de la familia.


 Periódicamente se evaluará el crecimiento a través del peso y la altura, hábitos de alimentación, sueño, dentición, actividad física, juego (este último ítem de tanta importancia y tan relacionado con los aspectos emocionales y de salud de los niños/as).

Se evaluará el desarrollo del habla y el lenguaje, la comunicación con otros niños y niñas, también con los adultos, y su proceso madurativo.

A medida que el niño/a va creciendo, se recomendarán controles odontológicos, oftalmológicos, traumatológicos para detectar pie plano u otras evaluaciones de acuerdo a los hallazgos que vayan surgiendo.

De todo esto se deduce la importancia de solicitar un turno y llevar a los niños y niñas al control pediátrico, lo cual permite prevenir muchas enfermedades futuras, y ayuda a crear hábitos de vida saludables y beneficiosos.